29 abril 2010

Quiero este disco:


Mírelo, qué galanura. Y qué portada más alentadora para tratarse de
un embajador de la melancolía citadina desde hace más de 20 años.

Puede bajarse aquí.



Trouble loves me

21 abril 2010

11 abril 2010

Nací en 1975, hija de una secretaria y un peluquero. Mis padres se conocieron en la secundaria nocturna y a principios de junio del 74 me concibieron en Cantamar, una playa de olas bravas que está rumbo a Ensenada. Mi papá era muy bueno para las matemáticas, estaba medio loco y había muchas cosas torcidas en su cabeza. Era también un buen analista de la historia y de las personas, muy atinado en sus insultos y sarcasmos. No me heredó nada material, al contrario, siempre que pudo me robó alguna cosa. Cuando estaba en su juicio me ayudaba a hacer la tarea y me explicaba las lecciones de ciencias sociales, fue él quien me enseñó el significado de la Independencia de México: cada año salía al balcón del cuarto piso del edificio de Infonavit donde vivíamos y justo cuando estaban tronando los cohetes en el Palacio Municipal gritaba, con la bandera de México en la mano: -¡Pueblo, vayan y chinguen todos a su madre!, y se metía muy serio a la casa.

Desde la ventana de ese departamento se veía un cerro despoblado donde ya era Estados Unidos, justo a un lado de la Colonia Libertad. Muchas tardes se quedaba ahí mirando cómo la migra correteaba con sus caballos, con sus trocas y sus helicópteros a los pollos que intentaban cruzar hacia Los y decía: -Nunca voy a ir a ese méndigo país, después se aventaba sus discursos sobre la libertad y terminaba hablando mal de los políticos mexicanos.

Mi mamá en cambio hablaba poco. Estaba siempre ocupada en su trabajo y en la limpieza. Sin embargo, cuando tenía tiempo en las noches nos leía cuentos y nos compraba comics en el mercado. Gracias a eso aprendimos a leer muy pronto. Ella procuró hacerse de varias enciclopedias infantiles para nosotras, que yo devoraba de inmediato.

A mí me encantaban la historia de los planetas, todo lo relaciondo con el origen de la Tierra y con la formación de los continentes. Después, me volví lectora de los orígenes del ser humano, de sus estrategias y modos desde la prehistoria. Es curioso, pero en realidad fui más lectora de ciencias naturales que otra cosa hasta que llegué a la preparatoria y empecé a leer filosofía: primero a Marx y después a Sartre. Ya en la universidad, otro autor que hizo crecer mi conciencia fue Kafka y un poco más tarde Foucault y Wallerstein, recientemente Koselleck, Chartier, Zizek y Sarlo.

Escribo esto porque estoy pensando en la estructura de mis pensamientos. Y a veces me canso, pero me es imposible silenciar lo que sucede aquí dentro,  Parece que estoy en un caos y no es así, se trata de un rizoma.

Sé que tiembla, sé que la Tierra vive antes que nosotros y que desde la CIUDAD no logramos comprender, que nuestra experiencia ya no entiende las señales y sólo logramos sentir miedo e incertidumbre. Sé también que las decisiones hechas desde una política que desconoce el lenguaje de la Tierra y del Tiempo pueden detener un río y emparedarlo detrás de una frontera y un muro de metal, sin pensar en las consecuencias ni en el futuro.

Estoy aquí, preocupada por lo que trasciende. Intento aprender a formar lectores y ciudadanos.